Trabajar en equipo, una condición fundamental para mejorar el clima organizacional
Cuando las empresas piensan en mejorar el clima organizacional
o laboral, frecuentemente tratan de hacerlo a través de beneficios que puedan
ofrecer a los empleados, porque suponen que si ellos acceden a beneficios
mejores que los brindados por otras empresas, van a estar más contentos y eso
se traducirá en un mejor clima organizacional
Pero todos esos beneficios que las empresas pueden dar a sus empleados son
normalmente muy bien recibidos y, normalmente, pueden llegar a cambiar el
estado de ánimo de los empleados cuando son una novedad. Cuando el tiempo pasa,
los empleados los valoran como un beneficio, algunas veces importante, pero que
difícilmente les cambiará su estado de ánimo diario.
Cambiar el
clima organizacional es una tarea más compleja. Para lograrlo se necesitan dos
condiciones básicas, que la organización debe respetar. La primera es que cada
empleado sea reconocido por el entorno laboral de acuerdo a sus habilidades
laborales. La segunda, que los beneficios que esas habildades brindan a la organización
sean los que determinen los beneficios que los empleados reciben de la empresa.
El único
modo efectivo de conocer las habilidades laborales de los empleados dentro de
una organización es a través del trabajo en equipo. El trabajo en equipo permite
que los empleados actúen complementándose en el cumplimiento de objetivos
comunes. Así los empleados se conocen unos a otros por las habilidades que los
caracterizan, y cuando esas habilidades se integran, potencian hasta límites
desconocidos sus logros.
Sin
embargo, aunque en muchas organizaciones se habla del trabajo en equipo,
trabajar de este modo es un desafío que exige superar algunos obstáculos de
importancia.
El primer
obstáculo que enfrentan las organizaciones para desarrollar el trabajo en
equipo son sus líderes. El líder, aquel que ocupa un cargo jerárquico es,
paradójicamente, el primer obstáculo para que sus dependientes actúen como un
equipo de trabajo.
Para que un
equipo de trabajo actúe como tal lo primero que debe hacer es integrarse, ya
que de ese modo se pueden complementar sus habilidades para alcanzar los
objetivos de la empresa. Pero el líder, que puede ocupar un cargo de jefe,
gerente o director normalmente no piensa de ese modo.
La persona
que ocupa un cargo jerárquico, en cualquier ámbito, supone que lo designan en
esa tarea por sus habilidades individuales. Es decir que él va a poder atender
efectivamente las situaciones y problemas que surjan, con la ayuda de sus
empleados, que por supuesto deben seguir sus directivas porque él es el jefe y
ellos son sus dependientes.
Esa
relación de jefe con empleado, que podemos observar en la mayoría de las
organizaciones, y que para muchos es normal, es el primer obstáculo para
conformar un equipo de trabajo. Porque ese jefe nunca se puede integrar
eficazmente a un grupo de personas, sus empleados, a los que considera con habilidades
limitadas.
En primer
lugar, porque cuando los jefes actúan de es modo no pueden conocer las
habilidades de sus empleados, ni tampoco por supuesto las limitaciones de
estás. Sólo integrándose como equipo pueden conocer las potencialidades de sus
empleados.
Los jefes,
normalmente, tienen sueldos y beneficios superiores a los empleados, no porque
los jefes sean más habilidosos, como muchos creen, sino porque son los
responsables de obtener el máximo rendimiento de las habilidades de sus
dependientes. Por eso la principal tarea de un líder es liderar las habilidades
de su equipo.
Para
hacerlo necesitan dejar de bucear en su persona, e integrarse a sus dependientes
como el facilitador en la formación de un equipo de trabajo, y donde su
principal habilidad estará determinada por los resultados de esa integración.
Eso es ejercer el liderazgo de un equipo. Donde lo importante no es dar
directivas de cómo hacer el trabajo, sino estimular al conjunto para que los
cerebros, respetando las formalidades, se integren del modo más efectivo.
Estimular
el trabajo en equipo no sólo permite mejorar el clima organizacional, sino
también que las empresas obtengan el máximo beneficio de sus empleados.
El mejor
estímulo que pueden brindar las organizaciones para mejorar el clima
organizacional, es mantener una relación ética con sus empleados. Las
relaciones éticas son aquellas que permiten un intercambio equitativo entre las
partes para acceder a la mejor evolución del conjunto.